Hoy quiero poner mi granito de arena para que todos recuperemos la ilusión y la confianza en el ser humano. Por eso, hoy siento la necesidad de compartir una historia que me pareció de lo más enternecedora. Son de esas historias que son grandiosas precisamente por ser sencillas y comprender pequeños gestos que hacen de este mundo un lugar maravilloso.
Hace unos días, paseando por Guadalajara, vi una escena que me emocionó. Por suerte para mí, aquel día no llevaba auriculares que me aislaran del mundo y que hubieran logrado que me perdiera algo valioso, una de esas cosas que nutren el alma y que consiguen que te emociones. Había un hombre de mediana edad de pie en la acera con unos prismáticos y hablaba bastante alto, a pesar de que estaba con el móvil. De pronto, me di cuenta de que estaba hablando con su madre, la cual se encontraba asomada en el balcón de un tercer o cuarto piso, no lo recuerdo bien. No paraba de decirle cosas bonitas: “Mamá, ¡qué guapa estás! Te veo muy bien. Oye, mamá, que te quiero mucho, lo sabes, ¿verdad?” No sólo era una escena bonita y tierna, sino que además demuestra un claro ejemplo de responsabilidad y sensatez. AMOR por encima de todo. AMOR del bueno, del que no tiene fisuras y no conoce límites.
Esos pequeños gestos tan maravillosos son los que inspiran las mejores historias porque, sin lugar a dudas, a pesar de que el ser humano tenga aristas, sombras y recovecos, la realidad es que también somos capaces de las hacer las cosas más asombrosas y bellas que se puedan imaginar.
Querido lector o lectora, sólo voy a pedirte una cosa: si presencias algo así, algo que te conmueva, una escena que crees que merece ser compartida porque demuestra que somos capaces de lo mejor, POR FAVOR, no dejes de compartirla, con tus amigos, en tus redes sociales o como quieras. Necesitamos de estas bellas historias más que nunca. Si quieres compartirlas conmigo, estaré absolutamente encantada y, te aviso de antemano, que trataré de extenderlas lo máximo posible dentro de los medios que tengo a mi alcance. Porque sí, porque estoy cansada de tantas malas noticias…
GRACIAS POR LEER
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