
Posiblemente si existe una palabra que define a Derek sea sensibilidad. Es una de esas personas especiales porque son capaces de detectar los estados de ánimo de los que les rodean con suma facilidad. Pero además, esa sensibilidad va más allá porque tiene una personalidad que le hace experimentar las emociones de forma profunda. Su sensibilidad se refiere también al terreno artístico, puesto que es un fotógrafo que destaca precisamente por captar el lado vivo de un paisaje y lograr que quien mira sus fotos termine por sumergirse en él.

Derek es, probablemente, el personaje más entrañable y querido de la Trilogía, al menos según parece, entre el público femenino. No sólo es su atractivo físico, con una mirada clara y serena y una seductora sonrisa como principales atributos, lo que hace que quien le conoce sienta cierta atracción, sino que su forma de ser y sus valores son los aspectos que enamoran. Es un hombre que, a pesar de los años, conserva cierta inocencia, puesto que confía en la bondad del ser humano por encima de todo lo demás.

Derek Harper nació en Carmel-by-the-Sea. Cuando era niño, era bastante tímido e inseguro, algo que no cambió hasta bien entrada su juventud, cuando se lanzó a explorar el mundo con su cámara de fotos. Siempre había sido una persona muy inclinado hacia la expresión artística, y desde pequeño destacaba su forma de dibujar.
Cuando pasó al instituto, conoció al amor de su vida. No era capaz de imaginar que ese enamoramiento que suele ser pasajero en la adolescencia sería para siempre. No obstante, debido a su timidez, apenas pasaba de intercambiar algunas palabras con ella, mientras presenciaba como era otro totalmente opuesto a él quien conseguía seducir a la chica de sus sueños. Cuando Kisha dejó Carmel para irse a vivir a Los Ángeles con Erik, él decidió que necesitaba salir de allí y encontrarse a sí mismo.

Durante los primeros años, pasó bastantes estrecheces. Abrirse camino en el mundo de la fotografía no era fácil. Pero Derek combinaba diversas cualidades que le ayudaron a encontrar salidas, hasta que le descubrió un importante periodista de una agencia de noticias en la que el fotógrafo había empezado a colaborar haciendo pequeños trabajos. Aquel periodista se dio cuenta del potencial que contenía aquel joven y le presentó a gente que podría ayudarle a prosperar.

Así empezó a viajar por el mundo y conoció a una periodista francesa con la que estuvo casado apenas dos años, hasta que se dio cuenta de que no podría enamorarse por completo hasta que no se olvidase totalmente de Kisha. Continuó trabajando para la agencia y viajando por los lugares más recónditos del planeta, disfrutando mientras hacía lo que más le gustaba, conociendo gentes y lugares de lo más variopintos. Un día, se cruzó National Geographic en su camino y rápido le echó el guante y lo incorporó a su plantilla como uno de sus más brillantes baluartes. Trabajando para la revista descubrió su amor por la fotografía de entornos naturales. Empezó a participar en diferentes premios de fotografía y arrasó en la mayoría de ellos. Él nunca había sido plenamente consciente de que tenía un auténtico don para la expresión artística.
Su fama empezó a extenderse, especialmente en Estados Unidos, pero poco a poco lo hizo también a nivel internacional. Las galerías empezaban a rifarse sus fotografías, en especial después del furor surgido entre distintas personalidades que pagaban auténticas fortunas por lograr alguna de sus fotos más exclusivas en tamaño mural.

Derek, que siempre había sido un hombre tranquilo, decidió que, después de todo lo vivido, quería volver a la placidez de su localidad natal, donde por otra parte no le faltaría trabajo debido al elevado número de galerías de arte existentes en Carmel-by-the-Sea.
Regresó por la puerta grande, pues muchos conocían sus éxitos. Tuvo la fortuna de comprar la casa de sus sueños, una bonita villa con las mejores vistas de la zona. Poco después, adoptaría a Bobby, un perro labrador que se convirtió en su fiel compañero.

La vida le sonreía, era feliz, aunque seguía sintiendo que había una parte de él que estaba incompleta.
Dos años después de regresar a sus orígenes, se reencontró con el amor.
¿Te gustaría saber por qué Derek se parece a Patrick Jane, el protagonista de El Mentalista? Averígualo pinchando aquí.
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