
La culpa es una emoción compleja que puede interpretarse de diversas formas. Es un sentimiento que tiene un protagonismo indudable en mi segunda novela de la Trilogía del Ocaso, titulada El Ocaso de los Días. En este libro, un psiquiatra arrastra durante años la culpa de no haber podido y, tal vez, no haber sabido ayudar a un par de pacientes que tuvo nada más licenciarse y cuyo tratamiento terminó de manera trágica en uno de los casos.
Esa culpa que arrastra durante años el doctor Stephen Meyer le hace cometer errores mucho tiempo después y le pone en una situación peligrosa. En su caso, es una emoción que sin lugar a dudas le lastra y le impide avanzar.
La culpa es posiblemente uno de los sentimientos más inútiles que tenemos. Es cierto que tiene una parte positiva e incluso adaptativa como el resto de las emociones, en tanto que sirve para ayudarnos a reconocer los errores que cometemos y, de este modo, tratar de enmendarlos y reparar el daño que hayamos podido causar. No obstante, tiende a paralizarnos y provocar pensamientos recurrentes que no son nada constructivos. Se convierten en pensamientos rumiadores que una y otra vez nos asaltan y nos hacen sentir despreciables o, cuando menos, nos hacen infravalorarnos.
Además, genera dolor psicológico porque, cuando nos sentimos culpables, es debido a algo que hemos hecho y que consideramos que ya no podemos enmendar. Ese pensamiento puede hacernos entrar en una espiral autodestructiva de reproches sin límite.
No es lo mismo sentirse responsable por algún error que se ha cometido que sentirse culpable. La responsabilidad tiene esa parte positiva de asumir como propio el error con el objetivo de aprender y actuar mejor en el futuro. Por tanto, tiene una parte fundamental de crecimiento y aprendizaje para mejorar. Sin embargo, la culpa nos ancla en ese momento o situación irresoluble en la que hicimos algo mal y una y otra vez nos fustigamos por ello.
Cuando experimentemos ese sentimiento de culpa, es importante pararse a analizar desde un primer momento qué es lo que podemos cambiar y qué debemos dejar atrás porque es irresoluble. Es fundamental hallar el modo de detener los pensamientos tóxicos lo más pronto posible para no quedarnos atrapados en ese círculo vicioso del que tanto nos cuesta salir.
En El Ocaso de los Días descubriréis las consecuencias que puede llegar a tener una culpa mal gestionada. ¡No te lo pierdas! Estará a la venta desde el 27 de marzo.
Deja una respuesta